El abuso sexual es un tema muy antiguo que debería terminarse desde la educación a ambos sexos desde temprana edad. Lo cierto es que vivimos en un mundo muy complejo y no hay una sola causa por la que existen las violaciones, sino que es un problema multifactorial. No existe un perfil psicológico homogéneo del violador, ni se determina por composición familiar, nivel socio-económico o educacional. Por lo que es muy difícil contrarrestar los elementos que llevan a una persona a cometer estas agresiones.
Para empeorar las cosas, se estima que la mayoría de las violaciones se dan en el marco de las personas de confianza de la víctima (familiar, amigo, conocido, compañero de trabajo o estudios), por lo que el trabajo de prevención de estos eventos es mas complejo.
El estado debería poder garantizar nuestra seguridad en todo momento, pero sabemos que es una utopía. Es imposible preveer quién será el próximo agresor, donde ocurrirá el evento, quién será la víctima. Las fuerzas de seguridad no alcanzan, los dispositivos de vigilancia tampoco. Entonces recae sobre nosotros mismos, los ciudadanos, tomar medidas de autoprotección.
En EE.UU. se invirtió 139 millones de dólares entre 1999 y 2013 para invertir en diferentes programas “anti-violación” que se implementaron en los campus universitarios, en donde ocurre una gran cantidad de agresiones sexuales. Descubrieron que los programas de educación preventiva rendían resultados muy pobres y comenzaron a probar otra manera de encarar el problema.
Se tomó un grupo de mujeres y se le enseñó un tipo de defensa personal focalizada en emponderar a la mujer psicológicamente, esto es enseñarle a detectar situaciones, encararlas verbalmente y finalmente conocer (y aplicar) su poder físico correctamente. Tras un año de entrenar a varios grupos de mujeres en cursos cortos de menos de 20 horas, se descubrió que habían reducido en un 46% las violaciones y en un 63% los intentos de agresión sexual.
Uno de los puntos importantes radica en convertir el miedo a ser víctima en enojo e indignación; de este modo se invierten los papeles a la hora de encarar una agresión y la víctima puede revertir la situación, primero psicológica y luego físicamente.
En Nairobi, Kenia, 3 de cada 10 mujeres sufre una violación antes de llegar a los 18 años de edad. Se hizo una prueba piloto brindando el curso a unas 2000 adolescentes y la cantidad de agresiones sexuales entre las niñas que habían recibido la capacitación cayó a la mitad.
Obtener poder desde el enojo y la indignación
Cuando la víctima cae en cuenta de la situación que se le presentó lo primero que siente es miedo, y se pregunta “Por qué me pasa esto a mi?”. En el peor de los casos, mas de una chica puede pensar que ella provocó la situación, o que es culpable en alguna medida. De aquí se pasa al bloqueo por miedo y la situación termina siendo desastrosa.
Es importante que las personas que tomen el curso sean muy concientes de que no tienen la culpa, que nadie tiene derecho a someterlas de ningún modo y de que quién lo intente se merece lo peor de nosotros (y el correspondiente castigo que la justicia le impondrá). Debemos convertir ese temor en un creciente sentimiento de indignación, enojo y hartazgo. “Hasta acá llegó esto!” La víctima deja de ser una presa pasiva e inofensiva y es capaz de sacar todo el poder que se esconde en sí misma para revertir la situación.
Reconocer al agresor
Otro de los puntos importantes en el curso radica en reconocer las actitudes predatorias del violador. Si bien no hay un único perfil psicológico del violador, hay varios elementos que deben despertar un alerta en las mujeres. Como dijimos antes, el violador normalmente es alguien conocido para la víctima, con lo cual aquí si podemos evitar un evento violento si somos efectivos en la prevención y detección temprana. Estos elementos también ayudan a revertir casos mas simples de violencia de género, ya que muchas violaciones son perpetuadas por novios y maridos que dan indicios de su violencia bastante temprano en la relación.
Para el caso de violaciones “fortuitas” se debe entrenar a las chicas para ir reconociendo la situación a medida que sucede, ya que muchas agresiones sexuales comienzan de otro modo (un robo, un secuestro, etc.). Existen límites dentro de cada una de las situaciones que nos indican cuando debemos actuar, cómo y porqué. Conocer y cubrir todas las facetas de un evento, ayudará a la víctima a que no la tomen por sorpresa las cosas y a reaccionar a tiempo.
Cambiar el enfoque de la educación femenina
Existen varios factores por los que a las mujeres les cuesta reaccionar frente a agresiones de varones. Uno de los puntos importantes está relacionado con la socialización, ya que las chicas son educadas para complacer, para acompañar y para esperar protección (económica y física) del hombre. En este punto se debe enfatizar en un cambio que eleve a la mujer a un sitio en donde ella puede cuidar de sí misma. Solo cuando una mujer cree verdaderamente esto, puede rechazar cualquier ataque.
Hay escepticismo en este tipo de programas, mas que nada argumentando que los hombres son mas fuertes que las mujeres por lo que enseñarles a resistir una agresión es un acto sin sentido y hasta riesgoso para ellas mismas. Afortunadamente existe mucha evidencia de lo contrario, en donde para una determinada cantidad de violaciones en donde hubo resistencia activa (respuesta de lucha) en un 80% se frustró la violación y la víctima no padeció lesiones peligrosas.
Una mujer es capaz de proezas de fuerza bastante impactantes si recibe la motivación adecuada. En internet abundan los casos de mujeres que soportaron ataques de animales salvajes (leones, cocodrilos, etc) y lucharon contra ellos para salvar a sus hijos. Muy impresionante!
http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/11/11/el-momento-en-que-una-madre-salva-a-su-pequeno-hijo-del-ataque-de-dos-feroces-perros/
http://www.bbc.com/mundo/noticias-36569644
http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/11/11/el-momento-en-que-una-madre-salva-a-su-pequeno-hijo-del-ataque-de-dos-feroces-perros/
Un nuevo enfoque para la educación masculina
También se debe hacer énfasis en la educación masculina, porque es el otro elemento importante para desactivar este problema, pero no todo puede depender de ello. Y este cambio será lento, ya que debe venir desde el hogar y en todo el mundo la familia es una institución que está atravesando profundos cambios. Se debe apelar a lo mejor que pueden dar las personas según las circunstancias que le tocan vivir.
El varón debe recibir educación no sólo para no ser un agresor en un futuro, sino para saber como acompañar a una mujer que haya sufrido un evento de este tipo. Puede ser una hermana, prima, amiga la que un día acuda a él diciendo “me acaban de violar” y es importante que sepa contenerla, aconsejarla y acompañarla por el duro proceso de efectuar la denuncia policial (y consecuente peritaje médico).
Enfoque en Argentina
En SPAD (www.spad.com.ar) aplicamos todos los conceptos aquí expuestos, utilizando movimientos muy simples y fáciles de aplicar con poco entrenamiento para preparar a cualquier mujer en cursos cortos. Consideramos que la defensa personal no es exclusiva de los artistas marciales, sino que todo ser humano que lo desee debería ser capaz de tener elementos que le permitan vivir sin miedo.
En la zona de Zárate ofrecemos cursos cortos personales en el Club Atlético Paraná. Para cursos en otras ubicaciones del país consultar en la web de SPAD.
Fuente de datos estadísticos
http://time.com/3740895/college-sexual-assault-campus-safety/
https://www.justice.gov/ovw/protecting-students-sexual-assault
http://bmcwomenshealth.biomedcentral.com/articles/10.1186/1472-6874-13-25
http://pediatrics.aappublications.org/content/early/2014/04/09/peds.2013-3414
https://qz.com/425030/teaching-women-to-fight-today-could-stop-rapes-tomorrow/