Las tablets, celulares, playstations, compus.. hoy en día todos los aparatos de comunicación y entretenimiento ya poseen acceso a internet. Y el hecho de que sean elementos tan cotidianos y en apariencia “inocentes” hacen que a veces nos olvidemos de la peligrosidad que representan al posibilitar el contacto de nuestros chicos con gente desconocida.
Y los chicos aprenden a usar estos dispositivos a edades cada vez mas tempranas. Mucho antes de aprender a leer, siquiera, hay muchos chiquitos que ya operan un DVD para poder ver sus peliculas favoritas, o que usan la tablet para jugar. Quizás por esto, por lo cotidiano, es que no nos damos cuenta de que el niño fue creciendo y un día paso de llevarse la tablet a la cama “para ver una peli” a llevarsela para chatear con un desconocido.
Dice wikipedia:
El grooming (en español «acicalando») es una serie de conductas y acciones deliberadamente emprendidas por un adulto con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir las inhibiciones del infante y poder abusar sexualmente de él.
El grooming dá lugar a otros tipo de aberraciones, como ser secuestros con la finalidad de trata de personas, o generación de material pornográfico pedófilo. Todos igual de lesionantes para una criatura.
El acosador utilizará las siguientes técnicas para contactar a un menor:
- Perfiles falsos, se hacen pasar por chicos de la edad de nuestro hijo/a.
- Pueden acercarse a nuestros hijos mediante un juego online (pueden ofrecerles beneficios dentro del juego, ya sea con vidas o lo que sea de interés), pueden ofrecer crédito para el celular.
- Una vez ganada la confianza, persuaden al menor (quizás usando lo arriba mencionado) para que envíen una foto de ellos.
- A partir de lograr esa imagen, por mas inocente que sea, comenzarán a chantajear al menor para que envíe cosas de mayor calibre a cambio de no exponerlo.
- Persuaden al menor de concertar un encuentro.
En el 2015 en un trabajo de Microsoft en las escuelas públicas y privadas de la Ciudad de Buenos Aires, realizó un estudio muy interesante sobre el acceso de los chicos a las tecnologías con internet, qué hacían allí y que medidas preventivas aplicaban sus padres (INFOBAE – El 70% de los chicos de la Ciudad tiene teléfono celular). Los encuestados tenían entre 11 y 12 años. Resumimos los puntos mas importantes:
En primer lugar el 50% de los chicos admitieron que sus padres sabían poco o nada de su actividad online, y la mayoría de ellos declaró que eso era así porque sus papás sabían poco o nada del uso de tecnología y de internet.
Hasta hace pocos años el 90% de los chicos tenía un perfil en Facebook (siendo que la edad mínima para ingresar en la red es de 13 años), y de esos chicos la mitad no aceptó a sus padres de “amigos” en la red social. Hoy algunos chicos están migrando a Instagram y chatean mas por WhatsApp, pero el tiempo que pasan en Facebook aún es importante.
El 95% de los chicos está en una red social. Qué los motiva?
- 75% “porque quiero estar en contacto con mis amigos todo el tiempo.”
- 55% “porque me divierte.”
- 35% “porque lo tienen mis amigos.”
- 30% “para hablar con gente que está lejos.”
- 30% “porque ahí no están mis padres.”
- 10% “porque me es más fácil hablar por Internet.”
Sobre el monitoreo de los padres sobre la actividad online hay un 30% de los chicos que reciben instrucciones sobre a quién pueden aceptar de amigo o qué fotos pueden subir (alto nivel de supervisión), el resto carece de supervisión suficiente, habiendo un grupo importante de chicos que dice que los adultos no intervienen en su actividad.
En otras encuestas, realizadas a chicos de hasta 20 años de edad, sale a la luz de que los jóvenes no están al corriente sobre la variedad de delitos informáticos existentes ni tampoco se preocupa mucho por adoptar medidas preventivas.
Sabemos que muchos padres desconocen los tipos de delitos informáticos, los recursos que se pueden utilizar para ingresar en una computadora o celular, y qué información podría ser de interés para un delincuente o un pervertido. Es por eso que pretendemos traer un poquito de conciencia sobre este asunto escribiendo este artículo introductorio.
El caso de una niña mendocina
(Fuente Clarin)
La adolescente tenía 11 años cuando un hombre la contactó engañándola. Desde entonces, su vida fue un padecimiento. Ahora, a los 16, se animó a denunciarlo. Su mamá cuenta la historia: todavía no pudieron identificar al acosador.
Con perfiles falsos en redes sociales, el acosador consiguió el teléfono de la menor.
Con un falso perfil en Facebook y nombre de mujer, el acosador logró contactar a una nena de once años. La relación de amistad virtual fue creciendo. El consiguió su número de teléfono y las charlas se extendieron a WhatsApp. La menor supo que su contacto era un hombre, quien nuevamente usó un falso nombre para comunicarse. Comenzaron a intercambiar fotografías. Más adelante, el amigo virtual pidió con insistencia ver fotos de la chica desnuda. Lo consiguió. Luego, la amenazó con mostrarle al resto de sus amigos esas imágenes. La extorsionó durante cinco años. La adolescente no se animó a contárselo a su madre, pero buscó ayuda por Internet en una ONG que lucha contra el ciberacoso.
Ahora ella tiene 16 años y su caso de grooming, como se denomina el acoso cibernético, es investigado por la Justicia penal mendocina, que está tras los pasos del hombre. “Nunca llegó a juntarse con él, gracias a Dios”, dice su mamá Carolina (42), que supo del padecimiento de su hija por una llamada de Grooming Argentina, la ONG a la que recurrió la menor. “El hombre le pedía fotos cada vez más insinuantes, la amenazaba con que iba a mostrársela a sus amigos y la familia”, relata con angustia la mamá.
Los investigadores descubrieron que el acosador tenía muchos perfiles, en los que publicaba fotos de chicas desnudas. Aún no ha sido detenido. El caso es investigado por el fiscal Santiago Garay y el juez de delitos especiales Daniel Carniello.
La mamá de la adolescente contó a Clarín que desde hacía un tiempo, notaba comportamientos extraños en la menor. La adolescente mendocina es hija única y vive con su mamá, ya que su padre nunca convivió con ellas. “Abrió su perfil de Facebook a sus 11 años y yo lo revisaba cada tanto. Al principio, no sospeché del acoso porque el hombre se hacía pasar por una chica de su edad”, dice la mamá.
Carolina cree que su hija “agarró confianza” y accedió a enviarle las fotos con “poca ropa” que le pedía su amigo virtual. A medida que su hija fue creciendo, resultó más difícil controlar con quién se relacionaba en las redes sociales: “Cambió la contraseña y me dejó fuera de sus amigos virtuales”.
Las señales no tardaron en llegar: el año pasado la joven bajó sus notas en el colegio, estaba agresiva y comenzó con una anorexia nerviosa. “Noté que empezaba con problemas. Fue tratada por una nutricionista y un psicólogo por su anorexia, pero ninguno detectó lo que estaba pasando”, explica la mamá.
A través de una llamada de Hernán Navarro, directivo de la Grooming Argentina, Carolina supo del acoso virtual que sufría su hija. “Traté de contenerla, no agobiarla. Hablé y pregunté por qué no se animó a contármelo si teníamos una buena relación”. La respuesta de la chica fue determinante: “Sentía vergüenza y miedo”. Por eso decidió pedir ayuda por otro lado.
Asesorados por la ONG, madre e hija fueron juntas a presentar la denuncia. “Declaramos las dos ante el fiscal. Yo sé un tercio de la historia”, admite Carolina. Uno de los detalles que más la sorprendieron fue saber que el hombre se dirigía a su hija con un vocabulario soez, y de alto contenido sexual: “Espero tu foto para masturbarme”, le decía el hombre.
Desde hace unas semanas, la madre cree que el hombre sabe de la denuncia porque las ha bloqueado de sus falsos perfiles. Antes se vengó: “Como no conseguía más fotos, le envió fotos de mi hija a dos de sus amigos del colegio”, dice la mamá.
La adolescente no quiere hablar con la prensa, ni acepta ser fotografiada. “Está empezando a procesar todo lo que le ocurrió. Ahora está más tranquila, desde que el nos bloqueó”, comenta Carolina.
El director de Grooming Argentina explicó que uno de los señuelos a los que más recurren los acosadores es el de ofrecerles a sus víctimas cargarles crédito en el celular a cambio de una foto íntima, y amenazar a nuevas chicas, mostrándoles esas fotos de víctimas anteriores. “Si bien muchos groomers encuentran una satisfacción sexual personal en este delito, también hay ocasiones en las que detrás de esto hay redes de pornografía y prostitución infantil”, dijo Navarro.
El caso de Layla, la chica que no apareció mas
“Se sospecha que puede ser víctima de una red de pedofilia que opera en plena Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta es la hipótesis con más elementos que investiga la Justicia de Instrucción con la colaboración de la Fiscalía Antitrata en la causa por la desaparición de Layla Sainz Fernández”, informó la Fundación La Alameda.
Layla desapareció el 22 de octubre, tras salir del colegio. Una compañera fue la última persona en verla, en una esquina del barrio de Flores, a las 14:30. Los familiares de la niña se quejaron por el trato de la policía. Ese día les pidieron que volvieran en 48 horas. “Justamente se recomienda lo contrario: denunciar cuanto antes para abrir una investigación judicial y dar a conocer la foto de la víctima en los medios de comunicación y las redes sociales”, explicaron desde La Alameda.
Gracias al asesoramiento del abogado Damián Angrisani, de La Alameda, los padres consiguieron ser querellantes en la causa y lograron activar un allanamiento que no arrojó resultados positivos.
“La pista más fuerte es que Layla desapareció en el marco de una red de hombres con perfiles falsos de Facebook, que a través de esa red social les piden a menores de edad del Bajo Flores fotos y videos teniendo relaciones sexuales con sus contactos u otros hombres que les designan. En caso de negarse o no ceder, las amenazan de muerte o las extorsionan”, informaron desde La Alameda.
El padre de Layla contó que el día anterior a su desaparición notó que su hija chateaba por Facebook con un desconocido y, al llegar él, ella se puso “muy nerviosa” y hasta “se enojó”.
Al quitarle la computadora, el padre descubrió que Layla no chateaba con un amigo, como había dicho, sino con un hombre que tenía un perfil de Facebook creado en agosto, con una mayoría de contactos de chicas adolescentes y preadolescentes. Allí se produjo una discusión y la adolescente le dijo al padre que era “un amigo” y que lo iba a conocer ese día.
Sin embargo, luego fue al colegio, momento en el que vestía un jean azul “desmanchado”, remera de color pomelo, pulóver violeta, un buzo negro con tres franjas doradas y mochila negra, y no volvió.
Prevención general
Así como nos preocupamos por conocer a los padres del amigo en donde nuestro hijo se quedará a jugar, del mismo modo tenemos que preocuparnos por saber con quién chatea y cómo pasa el tiempo online. Aquí es necesario saber con quienes chatea, en que grupos participa, si es parte de alguna comunidad, etc.
Es importante educar al chico para que comprenda los riesgos de subir información personal en grupos o redes sociales, ya que lo publicado luego corre con el riesgo de hacerse viral sin posibilidad de controlarlo. Explicarle los riesgos de jugar con el celular sacándose determinadas fotos (algunos chicos lo hacen como picardía, pero esa imagen puede caer en malas manos).
No al uso del celu en sectores privados como baño o habitación: Es una medida fuerte, pero útil si uno no tiene la plena seguridad de que los mas chicos hayan comprendido determinadas reglas o cree que el chico pueda estar siendo acosado de algún modo. De paso recuerden que el uso de pantallas retrasa la secreción de la melatonina, la hormona necesaria para obtener un sueño sano, y se recomienda suspender el uso de pantallas al menos 2 horas antes de irse a dormir.
Contraseñas compartidas con los padres: La condición para estar en redes sociales debe ser una supervisión constante de los papás y para ello es importantísimo que las contraseñas sean compartidas con ellos, de modo que puedan ingresar a la cuenta a ver lo publicado. Es importante que estén alerta al borrado del historial de charlas.
Permisos para agregar contactos: El chico debería pedir permiso para agregar nuevos contactos y explicar a sus padres de donde conoce a tal o cual persona. Siempre tengamos en cuenta la posibilidad de que haya un perfil falso (un adulto disfrazado de chico), por lo que aunque los contactos sean “conocidos” es bueno mantenerse atento.
No publicar datos sensibles: Por una cuestión lógica de seguridad, no permitamos que publique las fechas en las que la familia se irá de vacaciones, horarios u otras cosas que pudieran facilitar un robo o secuestro (aquí podríamos hacer otro artículo al respecto).
Comentar noticias de actualidad para mantener la comunicación abierta: Tomar la nota de la semana que llame la atención (un caso de bulling, grooming, acoso, secuestro, etc) y que haya involucrado a un menor de edad para debatir en familia y escuchar la opinión de los chicos para conocer su percepción del mundo. De paso aprovechamos para aconsejarlos correctamente.
Y sobre todas las cosas los papás deben hacer lo mas importante:
DAR EL EJEMPLO: Una vez que los chicos comienzan a entender el tema, nos mirarán para evaluar cómo nos manejamos. Recuerden que nuestros hijos no aprenden por lo que escuchan, aprenden por lo que imitan.
Las siguientes preguntas son algunas de las que usamos para hacer un pequeño debate luego de exponer todo lo anterior, y creanmé que aparecen respuestas muy interesantes.
¿Qué pensarían ellos si encuentran…
- … fotos subidas de tono de alguno de sus padres en sus celulares?
- … pornografía en una carpeta “de trabajo” en la computadora?
- … mamá o papá publicando “faltan 3 días para la playa”?
- … alguno de los padres que se encierra para chatear a escondidas?
- … padres insultándose con otros padres a través de Facebook o WhatsApp (grupos de escuela)?
Cualquier duda pueden consultarnos. Brindamos charlas preventivas para padres, docentes y grupos familiares (incluir a los chicos en la capacitacitación puede dar muy buenos resultados).