En estos días han salido a la luz numerosos casos de violencia extrema que nos obligan a repasar elementos necesarios en la defensa personal. Siempre debemos recordar que el objetivo máximo que podemos alcanzar es ser expertos en prevención, lograr anticipar de tal modo una agresión o acto delictivo que simplemente no estemos en situación de peligro.
Pero todos somos potencialmente víctimas, ya que no se puede prever todo y/o en algún momento bajamos la guardia y la atención. Por eso es conveniente conocer todo el ciclo de una buena defensa personal para sacar provecho de cada etapa.
Para el caso de que no hayamos previsto algo y nos encontremos frente a un agresor que nos increpa (insultos, empujones, amague de golpe, daños a mi propiedad privada), podemos tomar dos caminos: si la situación lo amerita porque vemos que lo que viene es muy complicado de frenar, se puede utilizar una amenaza o directamente pasar a una confrontación física. Son escasos los casos en los que recomendaríamos actuar de este modo, y hay que remarcar que tengo que tener poder suficiente para respaldar mis palabras o acciones. Son casos en donde uno se la juega sabiendo que si sale bien, se salva de algo muy complicado (ej. una entradera), pero si sale mal… se le va la vida.
El camino mas recomendable para los casos mas comunes es comenzar a interactuar para desescalar la violencia. ¿Cómo? Recordando hacia donde iba antes de este hecho, cual era mi objetivo hasta que se me cruzó este imprevisto. Claro, primero hace falta tener un control sobre uno mismo, sólo así se puede controlar la situación.
Si uno estaba dirigiéndose con su vehículo hacia un restaurante en donde se iba a encontrar con amigos para disfrutar de una cena al final de una jornada de trabajo, pero en el camino choca con otro conductor (supongamos que por culpa del otro), debe tomar un momento para respirar profundo para permitirse tomar el control concientemente de la situación y recién ahí bajar del coche.
En un accidente de autos, se deben mirar varias cosas al bajar:
- Qué no haya riesgo de ser atropellado (ej. si el accidente es en una autopista).
- Qué no haya riesgo de incendio de ningún vehículo.
- Qué no haya heridos que necesiten de atención.
- Qué el otro conductor esté conciente (puede darse el caso de alguien que choca porque pierde el conocimiento).
- Qué sea una zona segura para bajar (recuerden que hay accidentes provocados adrede con fines de robo).
- Y otros elementos menos probables que requieren de observación y atención general en la escena.
Pero de todos estos elementos creo que el mas peligroso es bajarse cuando el otro conductor está enloquecido y fuera de si. Y en este caso es cuando mantener el control sobre uno mismo va a ser tan importante para lograr sacar lo mejor de esta situación.
Desescalar la violencia
Se puede intentar bajar el tono a la discusión sin necesariamente ponerse a uno mismo en una situación vulnerable. Debemos aprender a pensar estratégicamente y a utilizar el entorno para protegernos o aunque sea poner una barrera con un individuo muy agresivo.
La postura corporal le dará al agresor una parte de la información. No es lo mismo acercarse a conversar con las manos abiertas y un gesto de apaciguar (sin ser soberbio o altanero), que ponerse en guardia con los puños cerrados. Ya que hoy en día hay cámaras por todos lados y curiosos con celulares filmando, es importantísimo que en las cámaras se vea nuestra imagen con un lenguaje corporal de “no quiero pelear”, ya que en el caso de que tengamos que hacerlo luego deberemos demostrar que efectivamente fue en el marco del art. 34 del Código Penal.
El tono de voz, conciliador o apaciguador, también será de suma importancia. Debemos demostrar que no tenemos ninguna intención de pelear, pero no lo dejaremos acercarse a distancia de golpe en ningún momento. Los testigos que se encuentren presentes, deben ver y escuchar que nosotros no tenemos ningún interés en recurrir a la violencia para demostrar nada.
Es importante dejar que el agresor se exprese, y cuando se genere el espacio hacerle ver que no tenemos intención de ganarle la discusión ni contrariarlo, simplemente estamos tan apenados como él pero necesitamos solucionar transitoriamente esto y seguir nuestro camino. Recuerden esto último, ya que en todo momento necesitamos recordar que nos estábamos dirigiendo a un lugar por una razón cuando este imprevisto apareció. Esto nos ayuda a mantener el foco y reconocer lo que en definitiva es importante.
Nuestro accionar puede ayudarnos a suavizar una situación para que se resuelva lo mejor posible y que nos permita ir a nuestra hipotética cena con amigos con sólo media hora de retraso y un auto un poco abollado.
O bien dejamos que la violencia vaya subiendo reaccionando desde nuestro ego herido y terminaremos en el hospital, en la comisaría, o preocupados por una denuncia por lesiones que puede durar meses y mucho dinero perdido.
La elección es de cada uno.