Recientemente hablábamos de la importancia de aceptar que podemos ser víctimas de violencia, sin importar nuestro sexo, edad o contextura física.
La aceptación puede dividirse en dos etapas, la primera es aceptar que algo puede suceder cuando aún no ha pasado, esto permite la elaboración de estrategias preventivas. La segunda es la que tiene lugar cuando estamos siendo víctimas de un hecho de ese tipo, y aquí la aceptación opera para “destrabar” nuestras mentes y permitirnos pasar al siguiente estadio: pensar escapes.
Cuando nos encontramos en la situación violenta en si, abordados por un delincuente violento, vamos a sentir todos los efectos de la adrenalina y debemos aprender a aceptar lo que le sucede a nuestro cuerpo y a dominar nuestras emociones. Una vez que hayamos superado esta etapa vamos a ser capaces de empezar a pensar, sin parar, en todas las salidas posibles de esa situación.
Es importate que la primer opción, y la mas importante, apunte a escapar. De hecho cualquiera sea la estrategia que usemos para superar la situación siempre debemos apuntar a que el final sea un escape limpio. ¿Hay gente hacia donde correr y mezclarme? ¿Están abiertas las puertas? ¿Tengo posibilidad de correr por aquel pasillo sin que me disparen? Depende de la situación, depende del lugar, depende de mis propias capacidades, buscaré distintos escapes.
Entonces enunciemos las siete opciones para terminar con éxito una situación violenta.
1) Escapar.
2) Cumplir con sus demandas.
3) Disuadirlo.
4) Confrontarlo verbalmente y convencerlo de que esta no es una buena idea.
5) Resolver el problema que ocasiona el conflicto.
6) Negociar y disminuir pérdidas materiales.
7) Atacarlo y escapar.
La interacción verbal con un delincuente es algo que se entrena, no siempre sale naturalmente. Además tiene varios elementos que matizan y varían las situaciones, en cuanto a lo que solicita el delincuente y su modo de acción. Cada caso es único, cierto, pero se pueden establecer pasos a seguir que contemplen el 80% de los casos.
Cuando no podemos controlar nuestras emociones suele ser mejor adoptar una posición no-violenta con mirada al suelo, ya que de este modo mostramos sumisión y el delincuente puede llegar a aminorar la severidad de la agresión física para lograr su cometido.
La idea siempre es encontrar el modo de que el hecho delictivo termine lo antes posible, con la menor cantidad de pérdidas para nosotros, y con miras a escapar con vida de estas situaciones.
Vuelo a la Patagonia