La mayoría de los padres traen a sus hijos a la práctica de Karate-Do porque los chicos tienen curiosidad por la actividad, sin saber realmente que es lo que van a terminar aprendiendo y con el prejuicio de que es una actividad “para saber pelear”. Otros papás los traen para que aprendan a defenderse porque en el colegio son agredidos y creen que si el chico sabe pegar entonces no lo molestarán mas.
Lo cierto es que en las clases de Karate-Do para niños se trabajan muchas mas cosas que el sólo hecho de “saber pelear”.
¿Qué hacen los chicos en una clase de Karate-Do?
Lo primero que aprenden es a realizar una reverencia antes de ingresar al dojo (lugar de práctica) o de ingresar a la formación. Acto seguido dejan su calzado y abrigo ordenado en el sector destinado para tal fin.
De este modo van aprendiendo a ser respetuosos por el lugar que se comparte con otras personas manteniendo el orden de sus cosas. Con las reverencias, rei, aprenden a respetar a los compañeros sin importar las graduaciones y edades, así como al sensei y autoridades en general. Pero ellos también son reverenciados, por lo que aprenden el valor de ser respetados por todos los demás.
Al iniciar la clase se procede a hacer un saludo que tiene unos momentos de meditación en silencio y con los ojos cerrados. Los chicos empiezan a prepararse para concentrarse en la actividad y en la atención que deben prestar al instructor, ya desde el inicio se trabaja el autocontrol y la disciplina.
Tras la entrada en calor se practican: la técnica básica, el hojo undo y las katas. Aquí es en donde los pequeños toman contacto con la importancia de una rutina planificada y tienen la oportunidad de apreciar la mejora física y técnica que se experimenta cuando se tiene disciplina y constancia. Estos ejercicios conforman una parte importante de los exámenes e incluso de los torneos, por lo que periódicamente tienen la oportunidad de ver los resultados que van obteniendo ya sea avanzando de graduación, logrando un buen puntaje en un torneo o simplemente mediante las valoraciones de su instructor.
Luego se procede a la práctica en parejas o grupal de los ejercicios antes mencionados, para llevar a un plano práctico todo el conjunto técnico entrenado, y deben aprender a adaptarse al compañero que tienen delante. A veces les tocará entrenar con un niño de igual tamaño o mas pequeño, pero otras veces tendrán que hacerlo con alguien mas grande. En el primer caso deben aprender la importancia del control del cuerpo para no lastimar al compañero y en el segundo caso deberán esforzarse mas por estar con alguien mas fuerte.
Este intercambio técnico con otros compañeros, les enseñan a los chicos a ponerse en el lugar del otro desarrollando la empatía, así como a ser solidario y buen compañero. Entienden la responsabilidad que tienen con los mas pequeños y aprenden a exigirse mas cuando están con un alumno mas avanzado.
La constante búsqueda del perfeccionamiento técnico les inculca la importancia de la superación personal en todos los aspectos de la vida y a no rendirse, ya que cualquier técnica que no logren ejecutar se termina conquistando con el tiempo de práctica.
A los alumnos mas avanzados, sin importar su edad, se les enseña a liderar grupos de principiantes para realizar diferentes ejercicios (normalmente formas) y ayudar a sus menores. Este tipo de prácticas les refuerza su autoestima y su espíritu de solidaridad con los demás compañeros. Ademas comprenden la importancia de respetar las jerarquías, ya que para ser respetado primero debemos demostrar respeto.
¿Y cuando aprenden a pelear?
La práctica de kumite es constante y con diferentes pautas de trabajo. Generalmente se parte de ejercicios con reglas muy específicas y a medida que el niño crece técnicamente se le va pidiendo que busque técnicas mas avanzadas y que libere su capacidad creativa para encontrar sus propias cadenas técnicas.
Encaran el arte de combatir como un juego de estrategia y no como una ebullición de emociones negativas. Las primeras prácticas la realizarán con su sensei y luego con sus compañeros, con protecciones y cuidados para no lastimar ni lastimarse.
A medida que avanzan en el camino de Karate-Do van comprendiendo los riesgos de pelear fuera del dojo, ya sea por las posibilidades reales de lesión como por la responsabilidad que eso implica, y aprenden a controlarse para no tener que llegar a dicho extremo. Aquí es en donde empiezan a identificar todos los conflictos previos que llevan a un enfrentamiento y por ende abordan el problema desde el inicio.
Así que mientras mas graduación tengan en Karate-Do, paradójicamente, menos pelearán.