Uno de los momentos mas lindos del año es cuando toca organizar un examen. En los días previos notamos como los chicos están ansiosos, un poco nerviosos pero muy contentos. Saben que van a pasar de graduación, tras atravesar el proceso del examen, y eso los emociona mucho. Un pasito mas cerca del cinturón negro… que alegría!
Sin embargo esta época también suele tener su tinte triste, ya que toca comunicarle a algunos chicos que no podrán rendir en esta oportunidad. Normalmente esto se da porque no asistieron a la cantidad mínima obligatoria de clases requeridas para la próxima graduación, algo muy simple de cumplir si el alumno entrena al menos 7 veces al mes (de 12 o 13 clases en total). También se ven casos de alumnos “golondrina”, que hacen 6 clases seguidas y luego desaparecen otras 6, lo que imposibilita que se fijen las correcciones efectuadas y con esto quedan lejos de los requisitos técnicos para el examen.
Los papás pueden ser de gran ayuda para que los chicos cumplan con el objetivo de pasar de cinturón, sólo necesitan empezar a revisar algunas costumbres que se hicieron muy comunes en estos tiempos.
“Má… hoy no tengo ganas de ir”
Faltar una vez cada tanto a alguna actividad por sentirse cansado es perfectamente normal. De hecho es preferible que falten diciendo la verdad y no que tengan que mentir inventando un dolor de panza para que les permitan un poco de ocio. Pero cuando esta frase (o los dolores sospechosos) son frecuentes, se enciende una señal de alarma.
Generalmente a los chicos les cuesta salir del estado de descanso u ocio y ponerse en movimiento (como a los adultos, no?), pero cuando llegan al dojo y ya entraron en calor pasan a un estado de concentración y disfrute de la actividad. De hecho esos mismos chicos llegan a compenetrarse mucho en lo que están haciendo cuando son consultados sobre qué actividad quieren hacer durante la clase.
Si se les permite faltar mucho, esos mismos chicos se irán a pique cuando vean que no les toca rendir por falta de presentismo. Así que a los papás les toca hacerle ver a los chicos que asumieron un compromiso y que deben cumplirlo, y lo que es mas importante es que si mantienen el compromiso, serán recompensados.
No quitar la actividad marcial como castigo
Karate no es un juego. Demanda estudio y mucha práctica. Amenazar al chico con quitarle Karate como si fuera la PlayStation, reduce la importancia de la actividad que están realizando.
Este tipo de dichos contrarios les manda un doble mensaje. Por un lado se les dice que la práctica de Karate es importante, que hay un compromiso que se asume, que hay que mantener una vida sana y con actividad física; y por el otro lado se tira el compromiso al tacho de basura, se lo fuerza a la inactividad física, y se confunden los valores sobre la disciplina.
Los mensajes coherentes en la crianza, generan adultos conscientes y preparados para el mundo.
Trabajar en conjunto con los docentes
Lo que SI podemos hacer es tomar conocimiento de la falta en la que el niño está incurriendo y trabajar en conjunto para rectificarla. Ante determinadas faltas graves, el docente de Karate debe hablar con el alumno para hacerle entender que bajo esas condiciones no se le puede permitir seguir graduando ni competir en eventos.
Si al estudiante realmente le interesa la actividad, va a hacer un esfuerzo notorio por enmendar su falta. Si lo logra, y luego se le permite pasar de cinturón, habrá aprendido que hacer las cosas bien tiene recompensa aunque no sea inmediata.
Énfasis en las recompensas, sin perder de vista el castigo
Cuando un alumno comete una falta menor dentro del dojo, se le llama la atención. Cuando la falta es mas grave, se lo retira de la fila para luego conversar con él y posiblemente con sus padres. Se intenta entender el porqué de la falta, y de ayudarlo a comprender que una buena actitud trae aparejados muchos beneficios.
Cuando un alumno tiene un buen comportamiento y un buen nivel de estudio se le van delegando pequeñas tareas que le otorgan un lugar de privilegio en el dojo. Algunos dictan partes de la clase a todos sus compañeros, otros se hacen responsables de enseñarles las normas del lugar a los que recién empiezan, otros aprenden cosas mas avanzadas y se les da la oportunidad de hacer demostraciones, etc. Todo esto está a la vista del grupo, con lo que los chicos fácilmente empiezan a entender las ventajas de “portarse bien”.
Ordenar la alimentación
Este es un punto extra para los papás que no tienen experiencia ellos mismos como deportistas, para que tengan en cuenta.
Los chicos necesitan ingerir una merienda proporcionada y sana, al menos una hora y media antes de la actividad. Si no tienen tiempo suficiente para hacer la digestión, les rogamos que cuiden el tamaño de las porciones. El ideal es que se sientan satisfechos pero no “pesados”. Esto les dará energías para venir a hacer su clase correctamente sin malestares por excesos o carencias.
Sabemos que por los horarios de la escuela eso se hace muy difícil, por lo que les dejamos sugerencias sobre los permitidos y sobre los no recomendados.
Permitidos antes de entrenar
- Sanguches en general.
- Galletitas de agua con manteca, mermelada o queso.
- Bananas o fruta a elección.
- Avena, copos de cereal.
- Frutos secos.
- Café o té con leche, mate.
- Jugos naturales sin gas.
No recomendados
- Papas fritas, palitos, chizitos, etc. Contienen demasiada sal, impacta negativamente en la hidratación y, seamos sinceros, no nutren!
- Chocolates, caramelos, altos contenidos de azúcar sin fibra. Cuando comemos una golosina con mucha azúcar, ésta es absorbida rápidamente por el cuerpo para reponer glucógeno. El problema es que así como hubo un “subidón” rápido de energía, aparece a las 2 horas un “bajón” muy grande que nos hace sentir débiles y con hambre nuevamente. Si nos agarra en medio de un entrenamiento, esto se traduce en un deseo de tirar la toalla inmediatamente.
- Gaseosas, jugos con gas. Contienen muchísimo azúcar, y el gas trae problemas a la hora de hacer ejercicio físico, ya al movernos se genera un malestar general.
- Gatorade, Powerade, bebidas para deportistas. Altísimo contenido de azúcar y sales que no son recomendadas para niños.
También les recomendamos a todos los papás consultar con los pediatras sobre alimentación y/o investigar todo lo que puedan optando siempre que sea posible por la receta mas natural.